Como comento en el título de este post: sí, descorazonador, sobre todo para los ciegos, que tan beneficiados hemos salido tantas veces, y sin duda saldremos, de las ventajas para todos de la digitalización, de los famosos ceros y unos en que volcamos los contenidos analógicos y los procesamos.
Cuando en 1980 se iba vulgarizando el trabajo con las máquinas, y hasta nos las iban presentando en los cursos de preparación ara el profesorado, todos alucinábamos, ni siquiera habiendo aterrizado en aquel famos MS Dos: digital system operative y estándo aún en la fase de los Spectrum y las cintas de cassettes, ya próximos a jugar al tribial; con ejercicios de lógica simbólica y matemáticos, y ya con iniciales procesadores de textos y bases de datos; obviamente que en las altas instituciones iban tan por delante gracias a IBM, y ya incluso estaba tan próxima o casi constituída lo esencial de las tan cacareadas «WWW».
Todo tan esperanzador y lleno de promesas, como que las máquinas constituidas en procesadores de información podrían y pueden salvarnos de tantas cosas, y sobre todo las hacemos trabajar con energías limpias y al servicio de todos y delineadas por instituciones realmente al servicio de todos y no de inconfesables intereses económicos más o menos encubiertamente privados; pero claro: el neoliberalismo global retrasa y hace hoy por hoy tan difícil ese escenario de bonanza para la humanidad, y nos encontramos con miles de problemas y contradicciones que no cesan de crecer, desde el cambio climático hasta la subsistencia de tantas personas, cuando tendríamos en los procesadores los ciegos, los mayores, los niños, los adultos, los más guapos, los menos guapos, los de África y los de América, los de Cartagena y los de Chinchilla, tanto que ganar con esa anulación de la competencia tantas veces absurda y la anulación de la carrera hacia un progreso sin límites, ventajas tan evidentes, y aun todos los animales, los mares, y el planeta mismo en definitiva.
Pero no: en contra de esto aterrizamos todos los días en innegables ventajas y avances espectaculares, mezclados con los problemas más increíbles, a la hora de ejecutar aplicaciones o de movernos por dichos sistemas operativos; afortunadamente no estamos en situación de caos informático, pero da mucho respeto observar cómo en esa transición de lo analógico a lo digital pasamos por peldaños realmente incómodos, y lo más chocante: hubo un momento en que todos estábamos mucho más a gusto: ¿sería antes de la crisis de 2007? Esa es la cosa también: que el neoliberalismo, que no es que sea despreciable, porque concebir tal también tiene su alto punto de cinismo, nos va conduciendo, si no somos un poco más ocurrentes, por caminos de bastante perplejidad para todos.