Pero quién va a negar que antes también los veníamos padeciendo: los desastres ¿hacemos la lista? sería bien extensa. Citemos tan sólo los ejemplos de las Torres Gemelas o los atentados también de otro 11: el de marzo de 2004 en las estaciones de RENFE de Madrid, más todos los desajustes económicos.
Yo publico nuevo libro: «Pensamientos a alturas de 2020, abril de 2020 marzo 2021«. Verán vds, los que puedan leerme que siempre son bien pocos, que ya ni le pongo entradilla a este asunto, aunque sea mi cuarto libro. El desánimo es casi generalizado. En este libro, que no ha podido abordar este tremendo drama, el de esta guerra, que hace 18 con 17 más, es tremendo, porque todos sabemos lo que implica no haber cuidado para nada el tema de la energía nuclear, ni el de las energías limpias, ni el del cambio climático: es como si sólo nos hubiera preocupado el virus. La humanidad se nos presenta así de estúpida a todos, siendo nosotros naturalmente humanidad: arte y parte.
Una tremenda pena. A mí al menos me caben algunas satisfacciones: como la de ser toda mi vida antimilitarista, haber votado no a la OTAN y haber captado bien pronto lo tremendamente nocivo que es la energía nuclear: todos lo sabemos, pero eso: parece que estamos tremendamente abobados: ¿será la digitalización? Pues ahora nos es crucial para casi todo, así es que más vale que la aprendamos a usar para salvarnos y no para enterrarnos colectivamente.
Yo sigo invitando a reflexionar y a actuar en consecuencia: no basta por supuesto con interpretar el mundo: ser agnósticos, solidarios, cristianos, religiosos pero positivos, no negacionistas, no populistas, no tener gusto por los sillones, ni por, como yo digo muchas veces: los chuntachuntas.
¿Qué más podría añadir?