Mi barrio es el llamado Del Carmen en la ciudad de Murcia (España). Es el tercer pleno al que he podido asistir, y tal hago por los tiempos que nos tocan, donde la participación ciudadana me parece fundamental, aunque por desgracia en esto no coincido con la inmensa mayoría del personal en el país, «dormida», preocupada tan solamente de sus cosas y desencantada: lo que sucede es que el cinismo y la comodidad es lo que campa a base de bien.
A lo que debo ir: impresionante la espantada de peperos al pedir yo la palabra: me llaman repetidamente mal educado y salen por el pasillo a mi lado derecho con tanto garbo el pepero representante en el pleno y algunos más, colegas y coreantes del mismo. Pero Pedro Egio siguió; su intervención fue bien acogida, mostrando por cierto que la educación no está ni en el tono ni en el vestir y que los peperos son muchísimo peores éticamente que el resto de opciones. Hablé de accesibilidad para discapacitados visuales y del soterramiento del AVE, temas ambos en que el PP muestra, como en casi todos, su mayor jeta, su doble faz, su constante mentira. Al terminar el pleno, que casi concluyó con mis palabras, el ambiente me pareció con sinceridad mucho más óptimo que cuando estos defensores de la libertad sólo económica estaban en la sala: por otra parte los conciudadanos que restaban me pedían comparecer con frecuencia por allí y me estrechaban sus manos: y es que hay muchísimas personas que buscan autenticidad.
Ojalá se note el 26j en las urnas.