Que va aumentar obstensiblemente el número de trastornos mentales por razones obvias. Se trata de la consecuencia del desplome de un Neoliberalismo feroz, que se está mostrando tan incapaz de dar contento cada vez a un mayor número de personas y que pone incluso en peligro la supervivencia de tantos en un planeta que ha desquiciado.
La pregunta por «quién es responsable del desplome del planeta como casa adecuada a la especie humana» es poco pertinente; es cierto que las condiciones que muestran a muchos lugares como innhóspitos parecen estar ahí y que cada vez aparecen más lugares en esta condición de poca o mala habitabilidad y aún más últimamente en que toda la llamada «aldea global» está así de amenazada por el Covid-19. Sin embargo preguntar por el responsable de todo esto sólo tiene una respuesta sensata: «el Neoliberalismo», que casi es tanto como responder «¡fue «Fuenteovejuna , señor!» a la pregunta del comendador.
En todo caso es cierto que la Digitalización puede ofrecer esperanzas, pero no es menos cierto que a veces también nos desconcierta en grado sumo; una prueba palpable de esto mismo que acabo de escribir la tenemos por ejemplo en las mismas condiciones que están haciendo de la Digitalización lo que está siendo muchas veces: una pantalla de opacidad colocada ante las conciencias de miles de millones de personas. No puede entenderse muy bien que se nos permita escribir, casi gratuitamente, tanto y tan alegremente por la red y que al tiempo las condiciones de esta escritura se hagan tan incómodas al estar abrumado el escritor por demasiadas posibilidades: tradicionalmente una simple pluma y un tintero siempre hicieron maravillas; o, de qué vale escribir tanto si quedan tantos escritos en el más rotundo anonimato tantas veces. Cierto que muchas veces la cultura fue privilegio de pocos, pero tampoco es menos cierto esta gran paradoja actual, según la cual estamos en la época de la comunicación y al tiempo en la época de la mayor vaciedad intelectual de Occidente en tantos respectos.
Es cierto, o al menos lo parece. Y es que, tras este último latigazo del Neoliberalismo, esta última gran crisis, mayor que las precedentes, ante un colapso que parece irremediable, puede que desgraciadamente el vaticinio de los psiquiatras, muy lamentablemente, se cumpla de forma palpable.
Pedro Egio