HEGEL, con lo listo que se creía se equivocó: el calvario del espíritu no concluye felizmente tras la Revolución francesa. Se despliegan las épocas, se exponen, escinden y reconcilian parcialmente, pero seguimos padeciendo: no hay plena reconciliación de los hombres, aunque ha habido no pocas tentativas de hacer las cosas bien para todos. Y es como habrá que hacerlas, en buena lógica.