En el centro del casco antiguo emerge nuevamente el foro, lugar de ajetreada vida social y política de las ciudades romanas, obviamente más extenso según la importancia de las mismas; y Carthago Nova muestra también aquí su grandeza a los ojos de Roma, con restos inequívocos del Augusteum y posible Curia.
Entramos, subiendo unos amplios escalones bajo el frontón en el patio porticado del Augusteum, escuchando a ambos lados sus fuentes nínfeas. Otros escalones nos llevan hasta el pronaos, espacio anterior a la sala central de los sacerdotes de Augusto. Los escuchamos en sus salmodias; vemos al fondo la efigie del emperador; con paso más rápido regresamos, suena la fanfarria de la guardia sacerdotal antes de salir.
Pasamos al edificio de la Curia, suntuoso patio porticado, columnas a izquierda y derecha; y una doble sala franqueada por una gran puerta: recibidor y sala de reunión de la curia o senado local, donde se toman las decisiones más importantes de la ciudad y se disponen ingresos y gastos de Carthago Nova.