Sabían afrontar la vida, trazando ciudades, legislando y construyendo para el contento de los ciudadanos de todos los estratos sociales. Cartagena puede estar orgullosa de haber reencontrado su theatrum y debe hacer todo lo posible por poner en pie todo lo que pueda de su no menos monumental amphitheatrum, en mi opinión, incluso, si preciso, sacrificando una plaza de toros tan posterior.
Los poderosos de la ciudad reflexionan sobre el mandato de Augusto de construir el teatro. Aportan recursos principalmente Cayo y Lucio. Comienza el trabajo de los canteros. Se corona la obra. entramos en el jardín porticado posterior; pasamos por la sala de las deidades, Zeus, Juno y Júpiter; Seguimos hasta la orchestra, teniendo a la derecha el vasto escenario y su front scaena; sorprendemos a Mercurio en el Amphitrio de Plauto; vemos trepidar a las masas en escalonado orden social; jalean los músicos; ascendemos por la cavea y salimos, descendiendo hacia el Amphitheatro, donde fiera y fiera luchan en su coso, fiera y hombre, hombre y hombre, esclavos de corazón cartaginés. Del suelo parece ascender un sentimiento de rebeldía.