Sus restos bajo el mar, fue maquinaria del saber. Persiguió el “logos” como nunca antes, con sus centenares de miles de volúmenes y sus probablemente diez salas de investigación: Gramática, Historia, Medicina, Matemáticas, Astronomía, Música, Geografía, Mitos, Literatura, Metafísica.
Desde el III aC., durante ocho siglos, su quehacer molestó a los visionarios e intransigentes. ¡Si no que se lo pregunten a HIPATIA o a sus incendiados muros!