Pasando por acantilados y calas en maravilloso trenzado, vamos, dirección Este, saboreando naturaleza en movimiento, belleza y aún sublimidad.
Nos adentramos en una cueva volcada sobre las olas. Caminamos por delante de la Ciudad Encantada, esa formación rocosa tan peculiar. Seguimos hasta el final de la Rambla de las Moreras. Recordamos diluvios pasados.