Por fin, hoy puedo presentar mi nuevo espacio web:
El 7 de enero de este año aludí a una actualización de mi espacio anterior, pero he creído necesario habilitar este otro, bajo el mismo dominio, agradeciendo a Antonio Villanueva Área por todo su valiosísimo trabajo desde el 2011, en que entendí que podía tener alguna presencia en Internet, para ofrecer algunas de mis cosas. En efecto, Antonio, tan buen amigo, construyó una web muy completa y accesible, puso a funcionar el dominio arriba indicado y durante estos cinco años hemos podido dejar algunos materiales de mis avatares, convencido de que es necesario tener cuidado y no ofrecer por acá demasiadas simplezas o fruslerías, para no disgustar, y con razón, a personas tan exigentes –por otra parte, hay derecho a serlo- como Umberto Eco, cuando escribia que Internet está llena de las mejores y las peores cosas.
Antonio Villanueva es todo un genio, en la interpretación musical, Cf. su dominio http://www.avelaina.com
Y en el manejo de las técnicas de edición en la red. No puedo por menos de apuntar esto así como el hecho de que me sigue uniendo con él una muy gran amistad, como no podía ser de otra manera.
Sin embargo, la necesidad de ir dejando más contenidos me obliga, con gusto, a usar la tecnología de WordPress y su relativa facilidad de manejo, en esta nueva andadura bajo la mano de mi nueva webmaster: Ángeles Portillo, persona ajena a nuestras dificultades como deficientes visuales, pero muy interesada en crear espacios accesibles para todos por estos lares, llamados, “virtuales” no con tanta razón, aunque sí en alguna medida, claro.
Sí es cierto que desde este nuevo espacio espero estar más cerca de aquellas personas que puedan acercarse, toda vez que tendré menos excusas para mantenerla un poco más al día. Deseo que todo lo que por acá vierta tenga un mínimo de interés y contribuya a la honra de las cosas buenas, muchísimo más que a la difusión de fruslerías o significantes demasiado narcisistas y poco válidos para el común de los mortales.
Reitero pues, mi esperanza de que todo el poder que Internet pone en manos de casi cualquiera, esté ética e incluso filosófica y artísticamente al menos mínimamente bien aprovechado, y no sirva para elevar, sin más, becerros de oro. Con ese ánimo sigo por acá deseoso de que este lugar sea incluso un pequeño remanso para sus visitantes.