Hace algunos meses que no he tenido suficiente impulso para escribir nada en este lugar; por cierto que desde el punto de vista aristotélico habría grandes dificultades para definir esto como lugar: ¡cómo han cambiado las cosas en unos cuantos siglos como todos sabemos, aunque no utilicemos muchas más palabras que el estagirita, no sé si llegaremos al doble por ejemplo; ahora BIEN: qué cierto es que el corpus conceptual, la tópica, el funcionamiento intelectual no es tan otro. Por ejemplo, ya se sabe, seguimos pensando según criterios de identidad y no contradicción, calificando las cosas de buenas o malas, concibiéndolas
como substanciales o accidentales y un largo etcétera, y en principio («¿principio»), no es malo: incluso es inevitable.
Lo que sí podríamos haber evitado, me parece, es la ramplonería que está alcanzando Radio Nacional: se cargaron la programación de noche de Radio 1 y se están cepillando, si se me permite la expresión, la altísima calidad alcanzada por Radio 2.
Lo siento, no busco polémica, no voy a hablar de los grandes profesionales que están quedando en segundo plano en uno y otro canal: ¡y pensar que en Murcia conseguimos hace unos meses que Radio 2 sonara casi como la T.D.T!
Tuve que hacer varias llamadas, a Murcia y Madrid, convencerles con buenas razones y al final se solucionó el problema: los dos canales estéreos de la señal de Carrascoi volvieron a ser emitidos con toda la separación posible; o sea, que antes de la rectificación el estéreo estaba muy limitado y el panorama de la señal no llegaría a 120 grados y además escorados hacia el canal derecho.
Una pena: tenemos la autopista preparada para que circulen los grandes músicos y al final no cesan de pasar parlanchines y emisiones en diferido por doquier, incluso en horas clave, como al principio de la mañana y en varias ocasiones más, aunque estoy bastante desanimado para entrar en más detalles de la programación.
Más de una vez se ha cernido el fantasma de que el Estado, no sabiendo el tesoro que tiene, ha querido quitarse de en medio este canal; da la impresión de que va camino de ello: no tenemos una radio especializada en música de calidad: tenemos un batiburillo que va perdiendo espesor. Todo ello cuando en mi opinión se trata de una emisora fácilmente sostenible desde el punto de vista económico, cuya función primordial sería la de emitir buenas vibraciones, calidad musical, arte, donde sólo hay mierda: y me estoy refiriendo ahora a otro lugar donde la mierda se acumula: el de las hondas de Hertz: si NIETZSCHE levantara la cabeza: «la mediocridad triunfa por doquier» y el buen gusto apenas si se alcanza en los restaurantes.
Lo peor es que cuando esto escribo para nada me encuentro pesimista. Que entre lo público y lo privado no haya contradicción, hipocresía excesiva, no implica que saquemos sólo a relucir lo peor de nosotros mismos.
¡Por cierto!: la página de
http://www.rtve.es
A mi juicio también ha degenerado lo suyo, en cuanto a contenidos y direcciones de contacto, incluyendo responsables de área antes más accesibles.
Desde luego a mí personalmente me duele que sea el PSOE quien haya incurrido en este contagiarse del ambiente general: ni siquiera la crisis lo justifica.
Claro: es mi manera de entender las cosas, pero confío en que haya otras sensibilidades que concuerden con la mía: y sé que las hay, la de quienes no sólo se nutren en las ondas de seso y sexo, que de estas cosas cada vez tenemos más: y cuidado, que de lo segundo no seré yo quien le haga ascos; y en cuanto a lo primero, bueno está, más allá del gran negocio y el relleno de cabezas con poco mueble.
En fin, que vale: ¡libres somos, hagamos las emisiones que queramos en las privadas, pero siga el Estado ofreciendo calidad y no «panem et circenses»!