Parece estar a punto de comenzar. Desde hace décadas venimos pronosticando que ha de producirse con motivo de la escasez del líquido elemental; aunque es de esos avisos que creemos nunca van a llegar a producirse.
Pero, lamentablemente hay muchos signos de que esas premoniciones escatológicas están presentándosenos ya, sin que seamos capaces de reaccionar debidamente, como pasa con el tema de la contaminación del CO2 de los automóviles, la “madre del cordero”, la causa principal del cambio del clima del planeta según los entendidos, que no termina de incitarnos a poner en circulación otro tipo de motores menos contaminantes.
En cuanto al agua, desde hace tiempo, como digo, se anunciaba que unas naciones se levantarían contra otras, con más tesón que ante el intento de controlar las reservas de petróleo. Casi eso sucede lamentablemente incluso a nivel de territorios de un mismo país. Sin embargo -y es lo que quería remarcar-, encontramos una variedad nueva de esa guerra, aunque llevada con modales soportables, que matizan algo el carácter bélico de la contienda: la guerra entre partidos por este tema.
Desde hace seis u ocho años el PP de Murcia diseña la estrategia del trasvase del Ebro para no privar a los poderosos, económicamente, de sus actividades de expansión, para proseguir la tarea de enladrillar toda la geografía murciana, buscando que la economía se mueva, repartir empleos –dicen- y también, claro, seguir llenándose los bolsillos, y seguro que esto lo primero. A mi entender, el PSOE se opone al trasvase, haciéndose eco de los estudios universitarios, del parecer de las organizaciones ecologistas y creo que incluso de un cierto sentido común que dice que si nos moderamos en la construcción y en la oferta de campos de golf no vamos a necesitar de dicho trasvase, a poco que construyamos no muchas buenas desaladoras.
Pues bien, a nivel de Madrid el PSOE consigue frenar la monumental obra del trasvase, incluso con el apoyo de algunas recomendaciones de la Unión Europea. Y es cuando empieza la actitud a mi juicio más cínica del PP Murciano: no han querido trasvase, pues ahora vamos a hacer que nos voten en el 2007, porque vamos a asustar al “murciano”, ese gentilicio con el que más de uno político de esa formación se llena la boca en sus discursos.
Tenemos ya los embalses de la sufrida cuenca del Segura al 12% de capacidad, en la primera quincena de Agosto de 2006; apenas si quedan 13 HMs3 por trasvasar desde el Tajo y ni siquiera un anuncio de prudencia con el agua por parte del gobierno regional, ni siquiera un plan sobre cortes en el suministro doméstico o en otros circuitos de consumo. Es como si quisieran frenar cuando estemos apunto de estrellarnos contra el suelo: es como si quisieran remarcar que es Madrid quien ahoga de sed al murciano:
Yo no lo creo así, es el egoísmo, la avaricia, el esquema de la derecha que piensa que la tierra es explotable ad infinitum, para bien de unos pocos que harán de locomotora de los demás, lo que está sometiendo a esta región a prueba: ya hay bastante literatura periodística que abomina de esta política de viviendas de recreo todas las que se quieran, ofrecidas a quienes puedan pagarlas, a ingleses y alemanes, los mismos que tienen algunos de sus campos de golf en sus tierras amarillos porque también por allí comienzan a tener en algunos puntos escasez de agua. Y mientras, las viviendas de primera necesidad para jóvenes que quieran independizarse, que es lo suyo, escasas y por las nubes: cuantas contradicciones de nuestro sistema.
Este matiz de que el agua pudiera escasear por un uso desmedido e interesado para unos pocos no se había previsto: los agoreros simplemente señalaban que el consumo habitual la haría escasa; pero es como si esta fiebre de la actividad económica estuviera acelerando los acontecimientos, unido a la situación climática de mínimas precipitaciones, esa sí, aún más meridianamente producto del modelo neoliberal de hacer las cosas.
Lo fuerte para mí, lo que quería resaltar más, es que me parece que hay una posición hipócrita del partido gobernante en nuestra región, que es el menos mitigante de nuestra sequía y que va a intentar “vendernos la moto”, cuando hayamos fundido casi todas nuestras reservas, de que no tenemos agua por culpa de los que desecharon el trasvase del Ebro; y son capaces de estar esperando fríamente, a que estemos a dos cuartas de estrellarnos contra el suelo para intentar dar un frenazo y cuando nuestros cuellos casi se destornillen, remachar y remachar que la culpa es de aquellos que despreciaron esa solución.
Aunque así fuere: hay que tener sangre fría para comportarse así: nos desentendemos a ver qué pasa; y todo por ganar votos provenientes de los poco sagaces para entender todo este problema.
Es mi impresión, claro; pero no me parece demasiado sibilina, porque todo ello se presenta como un intento de volver a legitimar la petición del trasvase: “o trasvase o morderemos el polvo, porque no pensamos dar marcha atrás en nuestra manera de hacer las cosas”, parecen advertirnos.
Esperemos que haya una tercera alternativa en este dilema.