Espectante, ante el discurso de investidura de Pedro Sánchez, hoy 22 de julio de 2019.

Así es: a media hora escasa de que tantos medios nos ofrezcan las palabras del presidente actual del Partido Socialista Obrero Español, que puede ser investido por mayoría simple dentro de tres días, y que se fastidie la derechona de este país, siempre fastidiándolo, sabiéndolo o sin saberlo, y no es tan difícil de saber, a poco que se sepa historia de España.

Es claro que la mayoría de españoles estamos tantas veces «toreados» por estos señores, que sólo se ocupan de mentir, cual fariseos de primera clase; sí, una pena que hayan conseguido tal cantidad de apolíticos y desconcienciados de las cosas más sencillas incluso que nos rodean. A eso sin duda deben sus triunfos; a eso y a sus movimientos, tantas veces maniobras orquestadas de forma sucia o marruñera, a qué no decirlo si ésta es la pura verdad, y todos lo sabemos, lo que sucede es que tantos prefieren decirse: bueno desconectemos de la política, un imposible, una contradicción en términos y de facto que nos conduce tantas veces en este país a lo que nos conduce.

No he de pasar revista a cómo hemos llegado a esta situación: es perseguible en todas las hemerotecas y por la misma historia que estaremos obligados a contarle a nuestros hijos y nietos, a los que vienen detrás a un mundo tan desmantelado, por los ricos, las máquinas en manos de los ricos y un imperialismo y un militarismo que nada benefician a este planeta ya tan interconectado constituyendo lo que llamamos ya sin ambages la «aldea global».

Voy pues a escuchar al orador de honor de esta mañana; no soy del PSOE, pero no me cabe ninguna duda de que donde nos encontramos, aunque no sea la solución ideal -es tan difícil que sea la de facto- esta opción política, en comunión con las posturas más solidarias y progresistas es la mejor para mí país, y los argumentos son tantos que no puedo casi ni repasarlos en este momento, en que dispuesto estoy para que me llegue sonido del parlamento, a las doce del mediodía, momento para los que tan pocos minutos restan en este momento: otro momento central en la historia de España: ese país tan pisoteado por los que tanto pregonan amarlo.

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