También a mi modesto entender Félix Puig debe dimitir. Esta no es manera de solucionar las cosas: emprendiéndolas a golpes contra gente pacífica y sin excusa de peso alguno, si es que alguna puede haber para esta imperdonable acción. Parece mentira que esto haya sucedido precisamente en Cataluña, a la que todos consideramos tan avanzada. Y en otro orden de cosas: no entenderé nunca cómo 95.000 personas son capaces de llenar un estadio para conmemorar la consecución de una copa y no sean capaces de movilizarse por sus derechos más fundamentales; que me perdonen los catalanes pero ahí me parece que tampoco están a la altura.