Hay motivos para estar alegres, y aún optimistas, a pesar de la que está cayendo. Para mí un motivo muy especial, como integrante de la asociación AMAORM, que se preocupa por el estado de los órganos de tubos en esta región, lo constituye el que se quiera montar un nuevo buen órgano en esta ciudad.
Cierto que la iglesia de San Miguel está situada donde está, geográfica e ideológicamente, en un sitio que no es del todo de mi gusto. Pero cierto es que de parte de su párroco es una valentía de agradecer el querer montar un instrumento tal, que asciende a 200.000 euros, pero que sin duda va a constituir un tesoro maravilloso para muchos murcianos de bien: a las personas dignas nos interesa el arte, la música, y cómo no, ese pedazo de instrumento que es el órgano de tubos, mal llamado “litúrgico”, por cuanto que hay órganos de tubos gigantescos que no lo son, situados como están por ejemplo en edificios civiles. Pero cierto es también que en tantas de las iglesias del mundo católico y protestante encontramos la mayoría de ellos y sonando en ellas como en ningún otro sitio, pues su reverberación natural, tan querida de melómanos e intérpretes, no tiene comparación con ninguna otra.
Así pues que ayer disfrutamos de un maravilloso concierto, y colaboramos con la módica cantidad de cinco euros a la construcción de este órgano que esperamos con mucha ilusión para septiembre de este año.
Si te sientes murciano y melómano, y no digamos si además eres creyente, acércate a esta iglesia y colabora con los gastos de esta buena gesta.
Paso por acá el suculento programa con que desinteresadamente nos obsequiaron la coral Discantus y su director don Ángel Carrillo, quien fue explicando, lo que es altamente de agradecer, todas y cada una de las joyas que interpretaron.