“Bajeando” es el título de un tema, de los diez que componen el segundo disco de mi querido grupo de jazz, como podría saberse, y aun debería –carita aquí sonriente, y de pillín aunque sin mala intención-.
El tema es de Sebastián Mondéjar, esta gran persona, de las que no suelen poder comprarse trescientas en un kilo, de las que no es fácil tampoco precisamente comprar. Y en todo caso es un tema muy curioso, y para nosotros bello, en sus dos tiempos: al principio ceremonioso y luego a lo samba sin ningún prejuicio. Por cierto el único tema del disco en que yo no intervengo, y es que, cosas del destino, pero chocantes y muy hasta simpáticas, tanto Sebastián, su autor, como Sergio Valcárcel siempre de una u otra manera han querido destacar la fuerza del bajo, de los tres bajos que ahí intervienen, que llamamos a Antonio José Peñalver, todo un maestro en ello, para que pueda colaborar con nosotros, vaya, cabría decir mejor con ellos dos.
Pero aquí viene lo realmente enternecedor de la historia. Yo presté a Sebastián el bajo eléctrico que le regalé a María José un día de cumpleaños con la intención de que le fuera todo lo útil posible y le ayudar a conjurar tanto demonio como todos llevamos tantas veces dentro. Mi hija nos dejo y el bajo sigue por mi casa, y pensé que no había mejor destino que prestárselo a alguien como Sebas, que andaba demasiado arriñonado moviendo bombos, timbales y platos de acá para allá. Le dije: Sebas, aunque tanto estimo tu quehacer en las cacerolas, te paso este bajo para que al usarlo le des buen servicio y cuides un poco de ti. Sebas lo cogió con casi veneración, porque él lo tocaba hace años, y seguro que tan diestramente; y aceptó el tener ese instrumento para mí tan preciado, y compuso, casi sin darse cuenta, este tema que hemos visto que es todo un tributo a alguien tan especial como fue mi querida hija.
Cuánto le agradezco a Sebas tantas cosas, ese devolver ciento por uno, ese su respeto para con todos, esa su grandeza, que ha captado tantas cosas con el bajo de mi hija.
No tengo más remedio que pasaros el link al tema para que podáis escucharlo si andáis por acá leyendo y conmovidos, como yo, podéis imaginar sin equivocarnos, estoy tecleando estas cosas.
Nota. En Facebook también hicimos mención a la peculiaridad de esta canción en nuestro disco “Crazy progresión” y el particular fue acogido con todo respeto para con María José Egio Rubio, que en estos días cumpliría 31 años, habiéndonos dejado hace ya nueve años.