¡Amenazo!: Ultimando mi próximo trabajo en CD

Desde octubre de 2012 estoy inmerso en mi próximo proyecto sonoro con las máquinas: synthex, samplers y procesador. De la mano nuevamente de Sonar y Kurzweil he dado en pintar en esta ocasión a la legendaria ciudad en la que caí por este valle de miserias y glorias también, aunque los años me vienen afirmando en que de las primeras hay más, por lo menos para la mayoría.

Pero no es momento de andar intentando saber, por mucho que ello amemos: eso quedaría para propuestas como “Talasa”, pero no para propuestas como “Retratos de” o como “De Mastia”. Es este mi tercer “proyecto sonoro”, como indicaba de mi quehacer Francisco Jarauta, mi profesor de Antropología social e Historia de la Filosofía, felizmente célebre.

Todo el bagage de mi formación universitaria, mi acercamiento poco académico a la música, mis deseos por agarrarme a las máquinas, dan lo que den de sí en este intento de pintar tantas gestas y lugares de mi querida y poco ponderada aún Cartagena, porque Cartagena siempre ha defendido la otredad, aunque haya sido sometida tantas veces para la oficialidad, dadas sus estupendas condiciones geográficas; pero esas mismas condiciones también la han llenado de contenidos muy diversos y de gestas gloriosas, varias veces por imposibles, como por ejemplo enfrentarse al gigante de Roma, aunque durante medio siglo supo estar en pie de igual a igual; y entonces allá Roma germinó grandiosamente, porque el campo era excelente.

Cuando el impulso industrial y militar aminoran, por intereses europeos falsamente presentados como intereses generales, emerge de todo su suelo el inconmensurable pasado. Hace ya cinco años me refería en este mismo lugar a cuantas sensaciones surgen en el observador, al pasear por las antiguas calles de esta ciudad milenaria, aunque bastante destruída con mucho esfuerzo tras intentar defender los valores más populares, en contra de la oligarquía nacional, a finales del siglo XIX, de forma que la Milenaria Cartagena, Mastia, Kart Hadast no tiene más remedio que vestirse de ciudad modernista, pero guarda en sus entrañas, como no debe de ser de otra manera, toda su historia multiforme, rica y siempre briosa.

Mi hacer podría ya ser tachado de excesivamente sui generis, experimental, en este espacio del trabajo informático sonoro; aunque lo cierto es que intenta el mayor rigor posible y es bien laborioso, como la materia requiere y por manejar máquinas muy complejas careciendo de visión, aunque asistan los modernos lectores de pantalla.

Las cuestiones más de ritmo, más presenciales y puramente musicales están por otro lado de mi personalidad, se intentan condensar en la interpretación del jazz, dos ámbitos bien distintos.

Pienso sonriendo: ¿me dará por “fusionar” algún día? No hay por qué: la esquizoidía en el arte está muy bien: así estoy contento: razón, máquinas, piano a ritmo de swing, e intentar poner afecto en todo lo que toque, fuere lo que fuere…

¡Si casi no tengo padrino! ¿se me perdonará este narcisismo ante la llegada de esta nueva monstruosa criatura? parece que uno es profesional de lo monstruoso, pero es que de monstruos estamos hechos y al menos en el arte ello es dispensable; en la comida quizá deban parecerse todas las empanadillas. En el arte culinario ya bendecimos más lo original.

Obviamente que en lo original también pediremos universalidad, ciertas reglas que den sentido: en lo que hago gracias a los electrones esculpiendo ceros y unos, las reglas abundan por todas partes: las de los programas, los synthex y las cualidades sonoras.

Bueno, espero que ello diga algo, sobre todo a mis paisanos. Hecho va estando y con todo el cariño que requiere.

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