Hoy, 7 de enero, se cumplen 29 desde que nació mi hija; siendo yo en aquel entonces profesor de Filosofía en el Instituto María Cegarra Salcedo de La Unión. Es para mí una satisfacción en este entrañable aniversario, poder decir que mi modesta página web ha sido actualizada, reflejando algo más y mejor de mí. Quiero dedicarle la misma a María José Egio Rubio, y la misma vida entera que excede de la suya. Quizá exagero un poco, pero es que además, sin algo de exageración nunca puede haber arte ni siquiera puede amarse mucho el saber.
Sea bienvenida pues esa exageración “de la buena”, aquella que crea, que impone un orden sutil por encima de lo desmembrado e insoportable de “lo real” en el sentido en que Jacques Lacan emplea este término, ciertamente eurístico y novedoso en su momento: lo real como desmembración, como la opacidad no codificada, que se entrelaza como en aquellos tresillos (anillos encadenados entre sí) con lo imaginario y lo simbólico: todo ello es reflexión de esta verdadera lumbrera del psicoanálisis y el Estructuralismo de fines del S. XX.
Aún hoy día nos queda el arte, la palabra, el gestor, creador y reivindicador de otros órdenes, más cómodos, más ponderados, aunque los mercachifles, esos que Jesús expulsó del templo 3 días antes de ser prendido en El Monte de los Olivos por el poder Imperial (Juan 2, 13-25).
Hacer arte no ha de ser sinónimo de quietud, contemplación, pasividad estética, sino el moverse incluso en varios órdenes para decir, aquí estamos, y en muchas ocasiones precisamente instalados frente a la mezquindad, al interés excesivamente privado.
En todo caso ofrezco en esta página una entrada a mis disquisiciones más o menos airosas en este blog, a propósito de temas de interés general y de la Polis, y otras demandas sectoriales, relacionadas por ejemplo con la accesibilidad para los discapacitados a bienes generales; en el etiquetado se observará las diversas tendencias de mi discurrir más o menos lucido y lúcido desde mi posición privilegiada y a la vez dramática de que hizo su profesión principal la de enseñar a amar el saber. Igualmente mi faceta de intérprete y creador, a la altura en que puedo estarlo, que no es tanta como para estrellarme si me caigo, si bien debo procurar no caerme y seguir estando.
Si quieres comprobar todo esto y de vez en cuando darte una vuelta por ahí visita Página oficial de Pedro Egio
En fin, espero no estar ni chocheando ni haciendo perder el tiempo y todo lo hago por si sirve de algo, y por supuesto ese algo en mi caso no es la faltriquera, sino al terreno de la demostración de que en efecto hacer algo para que las cosas mejoren un poco siempre es posible.
Pedro Egio.