Siempre me ha gustado escribir; escribir y hacer música; hacer música, escribir, enrollarme bien con los amigos, aun cuando hoy el ser muy claro para decir las cosas pueda hacer que pierdas unos cuantos. Afortunadamente uno subsiste a pesar de tantos pesares, porque sí gusta de la vida, de forma creo que bastante sana en general; y busca también que los demás la amen y la aprovechen.
Y es que hemos de luchar: por un mundo mejor y una vida humana lo más completa posible, amigos de todos los progresos que no se lleven a nuestro mundo por delante.
Esa ilusión es la que me ha llevado en este tiempo de confinamiento a escribir más, y más allá del trepidante teclear por las redes sociales, recordando, los tiempos nos presentifican estas cosas, aquella Guerra Civil nuestra tan cainita, que se llevó a un millón de españoles por delante; también al hermano de mi padre, que se llamaba Paco: Francisco Egio Norte. A él le he dedicado el cuento número trece de esta quincena de relatos, varios de fabulación completa, otros más o menos históricos y 3 escritos -los tres últimos- para testimoniar todo mi cariño y admiración a personas de mi entorno familiar: mi Padrino Jesús Rodríguez Delgado, hermano de mi madre y pintor de profesión, copista en el museo del Prado hasta que pudieron serlo bastantes artistas como él, de mayor o menor talla pero sin duda artistas; también a mi tío Pedro Díaz Díaz, casado con una hermana de mi madre: mi querida tía Juana; y este que os transcribo íntegro a continuación, porque creo que puede ser interesante incluirlo en este modesto pero tan sentido blog, precisamente hoy en que aparece en el Diario La Opinión de Murcia un artículo sin firma de la Agencia de noticias Europa Press, a propósito de cuerpos encontrados de Murcianos y Cartageneros en enterramientos comunes, de personas fallecidas en el naufragio del Acorazado Ferrandiz, de la Armada de la Segunda República española.
Sitúo a continuación el enlace a la noticia al tiempo que el referido cuento que espero que pueda satisfacer al lector de estas páginas digitales. El libro estará próximamente a la venta en la conocida librería Murciana de Diego Marín, cuya Editorial se encarga de la edición y publicación del mismo, aunque en tirada muy reducida, pues yo soy quien ha de costear la edición: una edición casi exclusiva para amigos y familiares, aunque lo mismo alguno puedes pillar en este lugar en su momento. Claro que no me importaría hacer una segunda edición y una tercera, pero veo compicado que ello por desgracia puedo hacer. Ya he dicho más arriba que me gusta ser muy claro y sé cómo están funcionando hoy día las cosas, aunque estoy convencido de la bonanza de estos relatos y de cómo van a gustar a mis paisanos de Murcia capital y de mi ciudad natal: Cartagena.
He aquí la dirección a la noticia en prensa:
y aquí el prometido cuento:
A la memoria de Francisco Egio Norte.
Era un chaval al que le cupo en suerte nacer en Águilas, como a los demás nos tocan otros lugares. En su caso porque su padre estaba destinado allá, como Cabo del Cuerpo de Carabineros de la Guardia Civil española. Paco, el primero de entre sus siete hermanos, siguió a sus padres, Francisco y María y a todos ellos, por toda la Costa de la Región de Murcia: Aguilas, La Azohía, Portmán, Cabo de Palos, San Javier y las blancas y finísimas arenas de la Manga del Mar Menor, donde nació la última hija de los siete de Paco y María: familia, por tanto, siempre tan unida a las aguas del reino de Neptuno, de donde parece que procede toda vida en la Tierra. Una familia fuerte, digna, amante de los demás, y ello no porque se trate de la mía misma, puesto que Paco Egio Norte era mi tío.
Poco supimos sus siete sobrinos -no somos muchos por los caprichos de la vida-. A todos ellos y todo el que ame igualmente la justicia y a la humanidad dedico este relato que principalmente está formado por unas posibles cuartillas de Paco Egio Norte que seguramente nunca existieron.
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Blog de Notas de Francisco Egio Norte.
20 de mayo de 1934.
Hoy he subido por primera vez a bordo de este moderno y potente Destructor de nuestra República: el Almirante Ferrándiz. Sé que mi familia se siente muy orgullosa por ello. Ayer me despidieron todos ellos. ¡Qué felicidad!: pude abrazar a mis padres Paco y María, y a todos mis hermanos: María, Gregorio, Carmela, Consuelo, Pedrín y mi pequeñica: Caridad, que sólo tiene tres años: pero es sencillamente preciosa, fuerte y lozana y tan parlanchina!
La escuadra ha estado, durante un mes, realizando ejercicios preparatorios para las maniobras conjuntas que vamos a tener hasta junio.
Quiero iniciar estas cuartillas hablando de este gran Barco, en el que espero vivir algunos años estupendos, hablando de su construcción y sus características principales.
Construcción.-
Pertenece a la serie de Destructores Clase Churruca. La Clase Churruca está dividida en tres series, con algunas diferencias entre ellas. En mi querida ciudad de Cartagena se han construido dieciocho unidades, incluidos dos vendidos a la Marina argentina. El Almirante Ferrándiz pertenece a la primera serie.
A los tres primeros de la serie, Churruca, Alcalá Galiano y Sánchez Barcáiztegui, de los cuales los dos primeros fueron los vendidos a Argentina, le siguieron otros tres, Almirante Ferrándiz, José Luis Díez y Lepanto, mandados construir por ley del 31 de marzo de 1926.
Se colocó su quilla en Cartagena el 1º de noviembre de 1927 en los astilleros de la SECN. Fue botado el 21 de mayo de 1928.
Tiene un desplazamiento de 1.536 toneladas con carga normal y 1.800 toneladas a plena carga. Mide 101,98 metros de eslora, 9,67 metros de manga, 6,02 de puntal y 3 de calado medio. Permite una tripulación de hasta 160 hombres.
Tiene, mi querido barco, una proa recta, una popa redondeada, cubierta del castillo hasta un tercio de la eslora, dos chimeneas ligeramente inclinadas hacia popa, un mástil de señales entre el puente de mando y la chimenea de proa, otro mástil más pequeño a popa.
La planta propulsora esta formada por cuatro calderas tipo Yarrow, conectadas a dos grupos de turbinas Parsons, alcanzando una potencia de 42.000 caballos que accionan dos ejes y dos hélices. Ha alcanzado en pruebas los 36 nudos de velocidad, aunque en operaciones puede alcanzar una velocidad respetable de 34 nudos. Con 540 toneladas de combustible, tiene una autonomía de 4.500 millas a 14 nudos.
Esta armado con 5 cañones Vickers de 120 mm, un cañón de 76 mm, 4 ametralladoras antiaéreas, seis tubos lanzatorpedos de 533 mm en dos montajes triples, dos morteros lanzacargas de profundidad.
Entró en servicio el 19 de agosto de 1929. Al mando del capitán de fragata don Juan Carré Chicarro. se incorporó a la escuadra y participó en las maniobras anuales de la escuadra en
11 de junio de 1934..
Son las once de la noche: El Telémetro me apasiona: mirar al mar y a lo lejos a la costa. También observar a los barcos que navegan tantas veces a nuestro lado, como si los tuvieras a unos metros de distancia.
Pero hoy ha sido para mí un día muy especial: he podido ver en persona al mismo Presidente de nuestra bendita República. Hemos tenido revista en aguas de Alcudia y nos ha dirigido unas palabras el mismo don Niceto Alcalá Zamora. También el ministro de Marina don Juan José Rocha García y otras autoridades. Hemos estado con compañeros del acorazado Jaime I y también están aquí cuatro cruceros, seis destructores más, ocho submarinos, el Dédalo y otros buques menores.
23 de agosto de 1934
Hoy nos han dado la orden de Zarpar de Cartagena rumbo a Barcelona para encontrarnos con el buque escuela brasileño Almirante Salandra, que estará en puerto hasta el día 27 según tengo entendido.
¡Qué buena oportunidad para comprarme unos cuantos libros, de don Antonio Machado y Don Federico García Lorca; este último me apasiona!
Siento que me ha tocado vivir en un gran país y que he tenido muchísima suerte con mi familia: he logrado pasar unos días estupendos con Pedrín, pero sobre todo con Gregorio, que me ha hablado de sus amoríos con “la francesa”, como él le dice, aunque estaría dispuesto a casarse con ella si decide divorciarse: mi hermano Gregorio es incorregible y Pedrín va a ser un muchacho excelente: estoy convencido. Gregorio está haciendo ya la Milicia en el Ejército de Tierra en la Sección de Artilleros y es todo un ardiente defensor de las ideas más novedosas de la izquierda: ¡hubiera sido un cantonal de primera, ya lo creo que sí! Me siento muy orgulloso de todos mis hermanos, que han heredado de mis padres el gusto por el mar, como yo mismo, y por los valores humanos, sin muchas tonterías en sus cabezas: todo eso es magnífico. Sé que vivimos momentos no muy fáciles, pero sé que la Izquierda volverá pronto a triunfar, porque el pueblo está comprobando lo que sucede cuando vota a los Partidos de Derechas siempre en este gran País.
29 de septiembre de 1934.
Estamos de nuevo en Cartagena. Han sido nuevamente unos días estupendos con los míos.
Hoy nos han puesto al mando del capitán de fragata don Rafael García Rodríguez.
8 de octubre de 1934.
Hemos llegado a Barcelona nuevamente, junto con los destructores José Luis Díez, Lepanto y Almirante Valdés y el crucero República. Hemos de vigilar al vapor Uruguay, requisado por el gobierno para encarcelar a los revolucionarios, además de vigilar la costa, por lo que se prevé que estemos varias semanas por acá.
¡Me encanta Barcelona! Comprendo perfectamente a estos catalanes: siento no poder estar mucho en tierra para pasear por el Barrio Gótico y tomar vino sin parar con mis compañeros y ver catalanas: ¡que están muy de buen ver! Cuánto me gustaría que Gregorio estuviera también por aquí conmigo.
26 de noviembre de 1934.
Otra vez estamos en nuestra base de la querida y gran Cartagena. Otra vez tengo ante mí la posibilidad de abrazar a los míos. Hay por allá una muchacha que me agrada muchísimo. Espero poder encontrarme con ella y tener unas buenas Navidades.
15 de febrero de 1935.
Tras más de dos meses de tanta alegría y unas Navidades tan entrañables hoy estoy verdaderamente triste. Nuestra Escuadra está realizando ejercicios. Pero ha caído al agua cerca del cabo de Gata un hidro Savoia 11 de la base de San Javier, mientras volaba con otros dos aviones. El destructor José Luis Díez ha recogido a sus cuatro tripulantes, pero no ha podido remolcar al hidroavión a causa del temporal. Y nosotros tampoco lo hemos logrado.
18 de julio de 1936.
Llevo más de un año sin coger ese bloc. Sin embargo hoy no he tenido más remedio que volverlo a coger nuevamente.
Y es que hoy hemos vuelto a toda máquina a la base de Cartagena. No logro comprenderlo: se han sublevado unos cuantos Generales. Sí, lo comprendo claro; lo de siempre: los ricos no toleran que los pobres puedan vivir como se merecen.
La sublevación ha comenzado en África al mando de Franco y el gobierno quiere que estemos en Cartagena. Supongo que podré ver bien poco a los míos porque vamos a estar todo el tiempo en Alerta Máxima.
20 de julio de 1936.
Estamos en Valencia pero partimos inmediatamente para Tánger bajo el mando del capitán de fragata don Fernando Navarro Capdevila.
21 de julio.
Estamos con bastantes más barcos en Tánger. Nuestro Capitán ha sido nombrado Jefe de la Escuadra y le ha entregado el mando de nuestro Ferrándiz al alférez de navío don José Luis Barbastro Jiménez.
31 de julio.
Echo de menos muchísimo a los míos: a todos. No tengo buenos presentimientos. Estoy triste. No comprendo cómo pueden estar pasando estas cosas entre españoles.
Estamos varados en Málaga, pero apenas si hemos podido tomar unos vinos por la calle Larios y comernos unas berenjenas fritas. Entre nosotros algunos están más animosos, pero algunas veces a mí se me empañan los ojos ante el Telémetro. No puedo remediarlo. gregorio y hasta el mismo Pedrín son más alegres que yo: lo sé muy bien. A mí me da más por leer a Don Antonio Machado, don Federico García Lorca y últimamente también a don Rafael Alberti y don Luis Rosales.
3 de agosto de 1936.
Anoche no logramos hundir a un mercante cerca de Sevilla que iba cargado de cemento para bloquear el acceso al puerto. Está haciendo bastante calor y sin embargo en más de una ocasión alguien pasa una botella de coñac ante la vista gorda de la superioridad. No suele ocurrir frecuentemente pero de vez en cuando necesitamos reírnos un poco. Todos hablamos mucho de nuestras familias.
7 de agosto.
Hoy hemos bombardeado las poblaciones de Arcila y Larache. Estamos un poco más animados. A mí me está costando entender un poco El Juan de Mairena, pero me gusta mucho leer a Federico y a Rafael Alberti, aunque me resulta más fácil entender a Miguel Hernández.
Tengo muchas ganas de volver a Cartagena. Escuchamos las arengas de Queipo de Llano en una de las Radios de a bordo y nos quedamos realmente perplejos y con ganas de luchar por lo que es justo pero presiento que el dinero está del lado de este personal tan indecente que ha sido capaz de levantarse en armas contra sus propios hermanos. Sé que son tiempos muy complicados, pero tengo el convencimiento de que es el afán al dinero lo que los hace más difíciles. La gente quiere pan y trabajo y por supuesto paz.
15 de septiembre.
El grueso de la escuadra de España se dice que anda por el Cantábrico. Nosotros, junto con los destructores Sánchez Barcáiztegui, Gravina, Churruca y Alcalá Galiano, y algunos submarinos estamos patrullando por el estrecho y las costas del Mediterráneo.
He pasado unos días bastante tristes. Creo que gran parte de la causa de mi tristeza se debe a habernos enterado de la muerte del gran Federico García Lorca: estos militares al servicio de los ricos están completamente locos.
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Aquí se interrumpen los apuntes de Francisco Egio Norte. El 28 de septiembre por la tarde Francisco tiene casi todo el tiempo el gesto adusto. Tras la cena se sintió tentado a escribir nuevamente en aquel bloc tamaño cuartilla, pero prefirió acercarse al Telémetro aunque había concretado con su compañero que podría descansar unas horas antes de relevarle de madrugada. Y los dos cabos se quedaron atónitos al avistar a un acorazado del bando hostil a la República: se trataba del Canarias. Rápidamente lo comunicaron a la superioridad y esta comenzó a maniobrar para alejarse del campo de tiro del Acorazado. Fue una larga noche, de algún bocadillo de sardina enlatada, mucho café, también algo de coñac y no pocos cigarrillos.
Sobre las 6.45 el Enemigo, a 21.000 metros disparó, una, dos … y a la tercera salva el destructor de la Marina de la Segunda República española Almirante Ferrándiz fue alcanzado a 19.000 metros. A partir de ese momento El Canarias dispara ya sin ningún tipo de conmiseración: hasta seis veces, sin pensar que el buque estaba patrullado por hermanos españoles leales al Gobierno Legal de la Nación; con sus cañones de 203 mm, sin que el destructor pudiera utilizar su armamento.
Se hundió a las nueve y media de la mañana a unas 18 millas al sur de Calaburras, al este de Gibraltar. El crucero Canarias recogió a 29 supervivientes y otros 25 fueron recogidos por el buque francés Koutoubia, entre ellos su comandante. Pero Paco Egio, un joven que había cumplido sus 25 años aquel mes de junio murió en el agua: sabía nadar perfectamente pues toda su familia amó siempre el mar, pero tuvo la desgracia de que cayera sobre él la chimenea más cercana a la popa de su barco. Algunos compañeros del Barrio de Peral de Cartagena no le volvieron a ver resurgir de entre las aguas de aquel mar Mediterráneo; un mar que en tantas ocasiones hace de triste cementerio de seres humanos. Sus últimos pensamientos, bien fugaces, fueron sin duda para su querida familia, para su Cartagena del alma y para una España que siempre deseó justa y ubérrima para todos sus hijos.
–Pedro Egio.—————————–
Tomado de la compilación de Santiago Gómez en la colección Todoavante ©
Almirante Ferrándiz
Colección Todoavante. Casaú. Cartagena.
la bibliografía manejada por el compilador es la que él mismo detalla:
Bibliografía:
Aguilera, Alfredo y Elías, Vicente.: Buques de guerra españoles, 1885-1971. Editorial San Martín. Madrid, 1980.
Cervera Pery, José.: La guerra naval española (1936-39). Editorial San Martín. Madrid, 1988.
González, Marcelino.: Otros 50 Barcos españoles, Fundación Alvargonzález. Gijón, 2012.
Diarios ABC, La Época, Heraldo de Madrid, La Libertad, La Vanguardia, La Voz.
Semanario Vida Marítima.
Obtenido por Pedro Egio de la fuente principal: «https://todoavante.es/index.php?title=Almirante_Ferrandiz_(1929)», aunque el relato es de su plena invención. Los personajes sí son reales de principio a fin del relato.