Por segundo año consecutivo tenemos la dicha de contar de nuevo con un conjunto de cinco sesiones de buen órgano en el Merklin-Schütze de la catedral murciana: cinco conciertos de gran altura para un órgano de gran altura: cuatro manuales y un pedalier completo por supuesto, con una tubería de más de cinco mil tubos, y una registración exquisita de la Europa romántica: todo un órgano sinfónica que maravilla a todo el que tiene la bendita posibilidad de tocar sobre él sabiendo lo que se hace.
Manolo Torregrosa, profesor de órgano en nuestro querido Conservatorio Massotti, Daniel Cook, organista en la abadía de Westminster, David Cassan, un organista de Nottre Dame de París de 27 años, J.M. Más y Bonet, catedrático de órgano y bajo continuo y organista titular de la iglesia prioral de San Pedro de Reus y próximamente, el 1 de diciembre, toda una Misa de la Coronación del genio Salzburgués en acción, con Carlos Rafael Pérez en esta joya y la coral Discantes: ¿qué más puede pedirse?
Pues que el ciclo se repita y repita año tras año, a pesar de la zafiedad de la mayoría de politicastros que nos rodean y mandan: los que son; por aquí no mandan personas de mejor hechura: están en la oposición, pero esperemos que algún día sí lo hagan y que lo hagan mucho mejor que estos señores.
Pero voy a lo mío, aunque lo otro también es mío: necesitamos impulsar el buen arte, entre otros el del órgano, que por cierto no es sin más instrumento litúrgico o católico: el órgano nació allá por la antigüedad, como tantas cosas buenas, en Grecia, se hizo sólo aire –ya sin agua- en la Edad Media, se creció con un teclado partido en el Renacimiento y creció y creció en centro Europa con más teclados y en el Romanticismo alcanzó dimensiones sinfónicas: instrumento de instrumentos, avance de sintetizador y encima acústico, con la posibilidad de sonar mientras haya aire, como los planetas que producen una música casi eterna, ya sabemos que no del todo eterna.
Maravilla de las maravillas estos ciclos gratuitos para todos: maravilla de las maravillas nuestro Merklin-Schütze, maravilla de las maravillas que entre tanta mierda actual queden estos oasis de bendición: humana, porque otra, o no hay, o nos queda lejísimos.