Escribí este texto entre octubre de 1983 y febrero de 1984, en una carrera frenética entre mil abatares de mi vida en aquellos meses, de separación temporal de Lola Rubio, la madre de mi hijo Carlos Javier y mi hija María José, con la que había contraído matrimonio el 21 de diciembre de 1980, volviéndome a unir a ella y a mi hijo en septiembre de 1984, siendo ya Catedrático de Filosofía de Enseñanza Media, Oposición que aprobé ese mes de julio. Pero incluso hube de atender a varias circunstancia más, como era mi reubicación fuera del hogar conyugal, la venta del Cupón toda vez que obtuve una Beca de Investigación que no me pagarían de inmediato y que rehusé obviamente nada más aprobar la Cátedra.
El texto creo con sinceridad que es de muy alta calidad, por lo que me decidí a publicarlo a finales de 2018, 34 años más tarde de que fuera calificado de Sobresaliente por el Tribunal que hubo de valorarlo: en las Tesinas no había Cum laude. Ha tenido una tirada muy limitada por cuanto yo mismo he debido correr con los gastos de su edición, estando disponible a la venta en la prestigiosa Librería de don Diego Marín en Murcia, quien ha sido su amable editor. Creo que es capaz de definir bastante bien una de las principales aportaciones de Nietzsche, que además sirve para encasillarlo debidamente en la Historia de la Filosofía, desde esta perspectiva que ofrecí bajo la supervisión del Director de Tesina de lujo que me fue dado tener: el prestigioso doctor en Historia de la Filosofía ya en aquellos tiempos y Catedrático de la UMU don Francisco Jarauta Marión, con quien desde tantos años me une una gran amistad, habiéndose encargado ya en segundo curso de mi promoción de la asignatura de Antropología Social e impartiéndonos posteriormente todos los cursos subsecuentes asignaturas verdaderamente apasionantes, como Historia de la Ciencia o Siglos XVIII y XIX. Es por eso que me fue tan fácil montar este texto en pocos meses, pues tenía ya tomadas muchísimas notas sobre Nietzsche y mis lecturas del último año sobre todo me habían indicado la forma de encarar el problema de afrontarlo desde esta nueva óptica tan, creo sinceramente, heurística.
Es cierto que hay otra segunda intención, además de la posible calidad del mismo, que me ha impulsado a su publicación: la de reivindicar un puesto entre mis compañeros dedicados profesionalmente a la Filosofía, toda vez que hube de abandonar pronto mi actividad como Profesor de Instituto al padecer problemas psiquiátricos importantes, yo creo hoy día que básicamente motivados por el gran estrés que me producía mi actividad laboral, por mi ceguera, pero sobre todo por las circunstancias adversas que pronto fueron sumándose en aquellos años a mi vida y que sólo en un texto biográfico pueden ser abordadas con detenimiento. Sí es cierto que mi madre había padecido problemas psiquiátricos y que posteriormente mi hija también ha tenido un tráfico final; En todo caso con esta publicación intento superar muchas cosas, en momentos en que comenzaba a comprender que muchas personas en la actualidad parecen comportarse de modo mucho menos lúcido que yo mismo, y eso que el colmo de las apreturas de este momento histórico ha llegado tan sólo hace unos meses: me refiero naturalmente a esta Pandemia que ahora atravesamos, como una plaga más de las que vienen cayéndonos sobre todo desde 2007, como los últimos coletazos de un Sistema Neoliberal que parece encontrarse en situación de colapso técnico, y casi incapaz de resolver tantas contradicciones que ha venido generando desde hace muchísimo tiempo; aunque soy de los que digo que, junto a la racionalización de la historia y aun la que supone el pensamiento filosófico desde el siglo VII ADC., hay mucho de misterio entre las cosas que nos van sucediendo a todo. Sin embargo nosotros, como animales racionales, estamos llamados principalmente a obrar en todo caso con la inteligencia suficiente para superar tantos extremos desfavorables como hoy nos tocan ya a todos, creo.