Ah, nuestro Calderón: se quedo casi corto en esto de concebirlo todo como un gran teatro, o incluso como un sueño; esto es más la mala noche en una posada de tercera división: sí, y ahora el mundo es algo mas ancho: nos lo presentificamos como una esfera, mas o menos, en expansión, de aprox. unos 13.700 millones de años luz.
Pero los personajes están aquí: un monarca, quince políticos, un pueblo ninguneado, los ricos, y una excisión entre unos y otros cada vez mayor a lo que parece, aunque ahora hay otros ingredientes también en el drama: aún más maniqueo, aún más ingrediente surrealista, aún más sueño, más virtualidad, menos pelas, más engaño…
Y encima el pueblo mojado por agua a base de bien. También algunos ricos, no lo negaremos; aunque quizá lo que más abunde sea mucho rebaño, mucho rebaño, en un tiempo en que alguien dijo que la democracia era el menos malo de los sistemas políticos, mucho rebaño balando, de forma que se deja azotar por el pastor cuando en vez de balar podríamos todos alzar nuestras voces y decir: «sí», de nuevo: «¡basta ya!». Pero nuestras gargantas no llevan «vendabal sonoro» como la del poeta: solo producen un balido, un quejido interminable, y el ruido del que dice: «va, pues si roban pues yo también».
Recuerdan aquello de «yo iba por un caminico: yo también» … Pues eso, cuando tantas cosas podemos hacer aún desde la paz.
Pedro Egio