Qué bonita fecha: bueno, más o menos como pueden serlo todas; y tantas veces no lo son.
Un doce de mayo ahí domingo colocado equidistante entre dos domingos en quincena: el 28 de abril y el 26 de mayo, fecha del nacimiento por cierto de mi hijo Carlos: María José era Capricornio, como varias veces he indicado por aquí al hacer mención a sus cumpleaños, del 7 de enero desde el que lo fue 87.
Y sin embargo este 12 de mayo es un día insertado en una crisis mundial que no se la salta un galgo: esperemos que la humanidad sea más ágil y generosa incluso que un galgo; y sí, somos solidarios, en las situaciones dramáticas lo somos: y decía Aristóteles que incluso racionales. Pues ea: ahí está la gracia y la tabla de salvación.
Amén de los graves problemas sociales en todo el mundo, que conocemos mejor gracias a esta tecné tan brutal, tercer o cuarto maquinismo casi despiadado nos encontramos con que percibimos igualmente con claridad que nos hemos ido cargando nuestra cabaña y sus campos; sí, el tema del clima: tan preocupante como el social.
Y viene después el 26m, equidistante y rotundo: y de nuevo España a las urnas, en un frenesí que nos arrastra ya tan lejos y nos debería hacer estar ya a la altura de las circunstancias, y así pareció en su pareja el último de los domingos de abril. Y necesitamos de esta toma de conciencia: encarar dónde estamos y a dónde queremos ir: si al precipicio, o a un cuidado y mimo de lo que más nos interesa: nuestra cabaña y nuestros semejantes, sin los cuales no podemos vivir.
Pedro Egio.